Parece mentira que el verano ya haya pasado, y como todos los años, el otoño durará poco. Entrará el terrible frío invernal y el típico clima de la estación cuando menos nos lo esperemos. Aunque, no nos precipitemos, seguimos estando en otoño por unas cuantas semanas más y podemos aprovechar para hacer unas agradables y bonitas excursiones con nuestros perros. Es una de las estaciones del año favoritas para mucha gente, y lo cierto es que no es para menos.
Sin embargo, en cualquier estación, aunque especialmente en otoño e invierno, el suelo de campo puede tener pinchos, demasiada agua, barro e incluso nieve. Condiciones naturales que pueden dañar los pies de nuestro perro y por tanto, sus almohadillas, de las que ya os hemos contado los daños que pueden sufrir y cómo repararlas en caso de herida.
Cuándo y por qué utilizar calzado para perros
Aunque por naturaleza los pies del perro están descubiertos, la almohadilla plantar de nuestro perro, por composición celular, es dura y resistente. Está preparada para entrar en contacto con muchos tipos de terrenos, temperaturas y condiciones adversas. Sin embargo, esa resistencia física no evita que la almohadilla se desgaste con los años y sufra. Es por eso que cada vez se utiliza más el calzado para perros y se evitan desgastes que gracias a los “avances humanos” pueden mejorar la calidad de vida de nuestro perro en determinadas situaciones.
Por ejemplo, a la hora de planear hacer una excursión con un perro habitualmente acostumbrado a vivir en un piso, con un suelo de mármol, gres o parquet. En función del tipo de terreno y el camino recorrido, sus pies pueden sufrir bastante y al final del día es posible que lo veamos lamiéndose las patas porque le duelen: Puede tener grietas sangrantes o bien algún pincho hincado en la piel. También este tipo de calzado es útil en caso de que nuestro perro pase por terrenos fangosos, con barro o con agua. Y más aún sobre la nieve, ya que evitará que sus pies entren en contacto con el hielo, lo que provocará posiblemente daños en las almohadillas debido cambios de temperatura y agresividad del frío extremo.
Todo esto lo podemos evitar con el calzado para perros, aunque hay que tener en cuenta siempre que su uso debe ser natural y por lo tanto, ocasional y siempre justificado. No es conveniente sobreproteger los pies del perro y hacer que sus almohadillas se acaben acostumbrando a esta protección ya que mermaremos la propia salud del animal, limitándole en sus capacidades físicas naturales. Mi recomendación es utilizar estos calzados en casos especiales y no por sistema.
Cómo son y cuánto cuestan
Existen tanto zapatos como botines, para todas las razas y tamaños de perro. Los zapatos son pequeños, pero lo suficientemente grandes como para que no se caigan mientras el perro anda con ellos o se los pueda quitar. Los botines suelen ajustarse un poco a lo largo de la pata y protegen más allá de las propias almohadillas. Suelen ser impermeables y algunos llevan cierre de velcro, por lo que es muy fácil de quitar y poner para nosotros como dueños. Los botines también tienen la función de proteger la pierna en caso de vendaje, herida o intervención.
Hay botines y zapatos fabricados en neopreno y con la suela de goma. Otros están fabricados con látex y tejidos especiales, e incluso existen calcetines de algodón para perro, en todas las tallas. El precio de este calzado especial está entre los 20 y 30 euros, en función del tejido elegido finalmente. Un poco caros quizás, pero tener dos pares de zapatos para perro es una buena idea si queremos proteger sus pies en situaciones adversas.
Bueno, en principio pueden parecer un poco caros pero si salimos con ellos habitualmente podemos evitar lesiones que, a la larga, nos saldrán más caras.