La magia de la Navidad comienza a palparse en el ambiente. Como cada año, nos invade ese espíritu tan característico de esta época pero también la preocupación por agasajar a familiares y amigos y por encontrar el regalo perfecto. Y ¿qué hay más especial que una mascota?
Sin embargo, no debemos precipitarnos. Si pensamos en regalar un perro o en hacernos con uno para nosotros mismos, no hay que olvidar que se trata de un ser vivo y que, después de la sorpresa y la ilusión iniciales, hay que asumir responsabilidades.
Un perro no es un regalo más
Por eso, lo primero y más importante es meditarlo con calma pues estamos ante una decisión tremendamente importante. Pero más aún si pretendemos regalárselo a una tercera persona. En este caso debemos dejar la sorpresa a un lado y hablarlo abiertamente, hasta estar seguros de que acertaremos plenamente.
Superadas las dudas, llega el siguiente paso ¿dónde adquirimos el perro? Sabemos que hay muchas alternativas pero la más solidaria, comprometida y, por qué no, económica, es adoptarlo. No hace mucho, hablábamos de las ventajas de la adopción de perros y de las razones por las que adoptar; sólidos argumentos para valorar esta opción.
Al acudir al centro de adopción debemos hacerlo con la persona o personas a las que vamos a regalar el perro. Todos deben involucrarse en su elección y, además, el personal del centro debe conocer al que será su amo para ayudarle a escoger al animal que mejor se adapte a él.
Al regalar un perro adoptado no sólo concedemos una segunda oportunidad al animal y hacemos feliz a una persona, sino que, además, estamos dejando una plaza libre en un refugio para que otro perro ocupe su lugar y comience, de nuevo, el proceso. Sin duda, uno de los actos más solidarios que podemos llevar a cabo esta Navidad.
Precisamente adoptar es un acto de solidaridad y supuestamente en navidad es cuando más afloran los buenos sentimientos, así que debería ser la mejor época. Lástima que no sea siempre así.
Lo mismo digo. Ahora más que nunca debería estar justificada una adopción.
Todos los años en esta época se habla de ello hasta en las noticias,»que no se compre un perro para un niño como si fuese un juguete de plástico o cartón…» pero de verdad aún sigue habiendo mucha gente que sigue comprando animalitos para hacer la gracia el día de navidad y cuando ven que ese animalito come, hace sus cositas en casa y además hace travesuras… no dudan en abandonarlo a los pocos meses siguientes y esto es muy duro para un cachorrito que ya ha vivido con personas en un hogar. Si se va a hacer este tipo de regalo, ha de ser muy meditado y por supuesto con la ayuda del futuro propietario… ahhh y que no hace falta que sea en navidad, 😉
Hace un mes mi mujer y yo adoptamos un galgo de SOS Galgos. Íbamos a esperar a que pasasen las Navidades y recoger a alguno de estos inocentes «regalos» desechados, pero nos decidimos ya, porque necesitados hay todo el año…
Aunque Puppy tiene 8 años y es ya mayor, es un cielo. Desde el primer día nos reconoció como sus dueños y se porta de maravilla tanto en casa, donde se pasa el día durmiendo, como en la calle, dónde pasear con ella y conocer a otros perritos es un auténtico placer ya que, ni tira, ni ladra, ni se asusta, ni nada que pueda incomodar. Si ha adquirido alguna mala conducta por haber estado abandonada, maltratada o por su edad, la verdad es que ni con nosotros ni con nuestra gatita no la ha demostrado.
Le encantan las caricias y los mimos, sean los que le damos nosotros en casa o de cualquiera que por la calle se pare a admirarla, sobretodo si son niños pequeños. No se orina en casa, no nos extraña cuando tenemos que salir, no ladra cuando los vecinos entran en el rellano de nuestra planta, no se lía a pegar saltos y tirar las cosas del mueble y NO HUELE A PERRO!!! (los galgos son muy limpios y tienen el pelo muy fino y corto).
Estamos encantados con ella (es una galguita) y ella con nosotros. Cuando fallezca (espero que tarde bastante), es muy posible que nos decantemos por otro galgo, pero si no fuese posible, la única opción que nos plantearíamos sería la de adoptar a cualquier otro perrito que haya tenido mala suerte.