El calcio y el fósforo son nutrientes básicos que tienen que formar parte de la dieta de nuestro perro. Son claves en la etapa del crecimiento, pero también lo son de forma diaria para el correcto desarrollo y mantenimiento de los huesos y el esqueleto del perro. Actualmente, los piensos y alimentos preparados para perros incluyen un balance equilibrado de calcio y fósforo según el tamaño del animal. Por ello, muchas veces es especialmente importante comprar la comida fijándonos en la tipología del pienso.
Un correcto balance entre calcio y fósforo debe estar presente en toda dieta para que sea equilibrada, y hay que tener especial cuidado si decidimos hacer un aporte extra de calcio y/o fósforo a la dieta porque puede llegar a ser contraproducente. No siempre necesitamos alterar lo que come nuestro perro si detectamos alguna anomalía. Lo correcto en esos casos es acudir siempre al veterinario y solicitar una opinión profesional capaz de hacer un diagnóstico acertado. Veremos por qué.
Efectos de la falta de calcio y fósforo
Uno de los indicadores de que nuestro perro puede tener una carencia de calcio es ver al animal chupar las paredes de casa en busca de cal. Puede sonar rimbombante, pero es cierto.
Las carencias de calcio pueden venir por muchos factores, uno de ellos es la propia descalcificación de los huesos. Cuando el organismo animal detecta esa carencia, se ordena que el calcio de los huesos vaya pasando en pequeñas proporciones a la sangre.
Eso provoca la descalcificación de los huesos y todas las patologías que eso conlleva, como por ejemplo, la displasia. Muy común en muchos perros, con mayor riesgo en los de avanzada edad. Esto se resuelve en principio, aportando una dieta adecuada y equilibrada en calcio y fósforo. Alimentos como la carne y los cereales son muy pobres en calcio, por lo que no sería conveniente erradicarlos de la dieta, pero tampoco basarla en ellos en demasiada cantidad.
Por otra parte, no es nada bueno el exceso de calcio en la dieta. Como todos los organismos, el cuerpo absorverá sólo la cantidad de calcio que le haga falta, y expulsará el sobrante por el resto de vías. Sin embargo, esos sobrantes pueden causar daños en otros órganos a largo plazo si hablamos de cantidades altas o medias, por lo que es conveniente consultar siempre al veterinario, como hemos dicho, antes de aportar algo nuevo a la dieta.
Ocurre lo mismo con cualquier aporte extra: siempre debe estar prescrito y vigilado por el veterinario, incluso las vitaminas.
Curioso, le preguntaré al veterinario para la próxima revisión.