Los perros, como seres animales que son, tienen necesidades y no debemos olvidarnos de ellas. Es nuestro deber como dueños sacar a los perros a pasearlos varias veces al día, sobre todo en el caso de que vivan en un piso. Así mismo, es de vital importancia saber educarlos sobre el lugar donde tienen permitido hacer sus necesidades y dónde está prohibido. No es una tarea fácil, al igual que tampoco es nada fácil entender a esos dueños que dejan los excrementos en las calles, quizás, porque no tengan explicación.
La educación no es una cuestión única de los animales, sino más que nada de los dueños. Somos responsables de nuestros perros, de sus actos y de sus necesidades. La calle es de todos los ciudadanos y al igual que se debe mantener el respeto a los dueños y a los perros, nuestra responsabilidad es saber mantener ese respeto que nos merecemos. Y el primer paso por el que hay que comenzar es recogiendo los excrementos de nuestro perro en la calle.
Existen multitud de sistemas de recogida: Desde recogedores especiales hasta la rudimentaria pero efectiva bolsa de plástico. No hay excusa para dejar el excremento de nuestro perro en la calle. Tener una mascota implica unos cuidados básicos a los que hay que estar dispuesto a someterse, por educación, por civismo, y por respeto a todos los ciudadanos. Dejar los excrementos de nuestro perro en la acera, plaza o cualquier lugar de la vía pública, actualmente tiene sanción. Y especialmente si es en lugares de costa, como las playas.
Multas: Hasta dónde pueden llegar las sanciones
La recogida de excrementos está regulada de forma diferente en cada lugar. En general, algunas se rigen por las ordenanzas municipales de limpieza y otras por reglamentos municipales, en donde se estipulan las sanciones acordadas para aquellos dueños que abandonen los excrementos en la calle. Actualmente se suelen imponer las sanciones más bajas por este incumplimiento, siendo de unos 90 euros la multa más usual. Sin embargo, existen sanciones de hasta 750 euros en varios lugares.
En el País Vasco, por ejemplo, existen cifras más elevadas. La multa máxima puede ser de hasta 3.000 euros y en todos los municipios advierten que ser reincidente aumentará las sanciones sustancialmente. Para nadie es agradable tener que afrontar una multa… pero evitarlas en este caso es extremadamente sencillo: Recoge los excrementos de tu perro en la calle. Por respeto. Por civismo. Por educación.
Y ya no es sólo una cuestión de evitar multas, sino de concienciarse, de no ensuciar y ser cívicos. Precisamente este es un asunto que utilizan en contra los que no tienen mascotas. Así que a recoger y además evitamos multa.